“Yo te saludo, Patria, a ti que eres el paraíso terrenal de incógnito, en cuya lisa superficie se desbordan los grandes ríos como los corazones demasiado hermosos. Tierra sencilla como el fuego, como el aire, como el agua” (Eduardo Carranza F.)
Creo no equivocarme al decir que quien por vez primera, al menos en Villavicencio, sacó la bella composición poética “Llano llanero” del Gran Libro de Colombia tomo I editado en 1984 por el Círculo de Lectores, fue Jairo Ruiz Churion.
En su mesa de dibujo sobre pliego de papel pergamino o mantequilla paciente guiado por una reglilla con el alfabeto y numeración letra por letra, verso por verso transcribió a mano la extensa obra con tinta china y díngrafo, así él le decía a ese pequeño aparato metálico.
Lo ilustró con dibujos de palmas de moriche que pintó con acuarelas. Enmarcado lo lució en la sala de su casa y fue obra admirada por quienes ahí la vimos y leímos. Rápido amistades suyas quisieron tener réplicas de ese trabajo. Quizá el investigador histórico hizo unas seis versiones artísticas del mismo poema pero cada una fue obra única y original.
Reitero que gracias a Jairo Ruiz Churión hace por lo menos cuatro décadas, algunos de sus amigos conocimos y nos deleitamos leyendo esa obra lírica titulada “Llano Llanero“.
En 1994 la Casa de la Cultura Jorge Eliécer Gaitán de Villavicencio fundó su revista institucional, medio impreso al que denominó Llano Llanero que contó con la autorización de los herederos de Eduardo Carranza F., para entonces Clara Serrano C. era la directora de la institución.
Cuando en la Unillanos dicté Cátedra Orinoquia y en la Uniminuto la materia Historia y Cultura de región entre las copias de los documentos que al inicio del semestre académico a las y los estudiantes les entregaba para su lectura, estaba la letra del poema objeto de esta narración.
En la siguiente clase debían contar cuál era el verso que más les había gustado y las palabras desconocidas que habían encontrado en la obra literaria. Así, con poesía comenzaba el ingreso a los temas de los territorios llaneros.
Cuando corría el nuevo siglo el declamador Luis “Lucho” Ramírez A –ya fallecido- grabó el poema, quizá hasta el momento es el único que lo ha hecho.
A continuación está la letra de la pieza literaria creada por Eduardo Carranza Fernández nacido en julio de 1913 en Apiay, Meta
“Aquí está el llano escrito de ríos. El llano azul de ríos. Tierra casi toda aire.
Horizonte, novillo cimarrón y fruta y tiple y caballito veloz y copla triste y novia morena y silbo del turpial…
Aquí esta el llano, extendido hasta el cielo. El llano sin principio ni fin como mi alma.
El llano que se prolonga de palmera en palmera como el mar de ola en ola.
Aquí esta el llano empapado de sol como la mar de sal.
Aquí está la llanura. Y en la palma de su mano esta la línea de la suerte de mi patria.
Esa línea es azul y se llama río Meta.
Aquí esta el llano, firmamento de tierra, patio de Colombia lleno de naranjos. El llano, el llano llanero. Yo le canto de pie, a grito herido y hasta enronquecer. En pie sobre mi arpa yo le canto.
Canto a su cielo limpio, bruñido y azul como una sala de dinamos. Sus ríos de afiebradas márgenes. Sus blancos pueblos bajo el océano de la luz. Su paisaje seco y orgulloso, con tiernos recodos en verde y agua.
El llano que me suena a somatén. Me huele a fogata y a caballo nocturno y a alcohol.
Tierra desesperada. Patria difícil y áspera. Tierra sexual, azogada, loca y alcoholada que me tira el corazón y las entrañas. Me exaspera la sangre y la fantasía.
Aquí el cielo es más alto pues los hombres caminan mas erguidos y a caballo. Aquí el día se levanta más temprano. Yo te saludo, infinita Patria, abierto libro, lecho para el amor. Te saludo en lo que fue, como un jardín sepultado.
Te saludo en mis abuelos muertos, poderosos e invisibles bajo la tierra, como la sangre bajo la piel del hombre. Y pongo mi oído sobre la tierra para oír el galope de los dichosos días que vendrán.
Yo te saludo, pálido llanero, mi camarada y consanguíneo, cuyas manos heroicas matan la fiera y lavan la camisa gris de la mamona.
Salud a ti llanero. Que con tu silbo guías el crecimiento de las palmas. A ti con tus dientes perfectos y tu risa guerrera. A ti, jinete que saltas sobre el caballo como la onda sobre el lomo del rió.
A ti, cazador que miras el tigre a los ojos. A ti, que vas en la piragua, a ti que saltas con tu potro por encima del tiempo. A ti, que en medio de la noche galopas en la mitad del llano, ancho como un siglo y para quien una estrella es la casa más cercana.
A ti, que velando sobre tu ganado mides la noche latido a latido. Y a ti, “veguero” que ríes en tu machete. Y a ti, muchacha con curvas de rió llanero y con piel de perfume, a ti, estatua del verano, a ti de arena enternecida. Cuyas alas solo mis ojos saben ver.
A ti, callado héroe, a la sombra de tus palmeras, yo te canto. Y a ti que tocas la guitarra sobre la ola de la hamaca. Y a ti, jinete cuya frente se alza como el sol.
Yo te saludo Patria, en lo amargo de la raíz y en lo dulce del fruto. Te saludo en la orquídea y en el tigre. En tu aire que ríe por la mañana, como una muchacha que escondiera, que medio escondiera su cara entre los cabellos mojados recién salidos del baño.
Te saludo en el mediodía inmóvil de pronto como los ojos de una serpiente. Te saludo en la tarde que es como una dulce mano violeta sobre nuestra frente. Y en la noche que pone a danzar los sueños en ronda, cogidos de la mano, cuando un jinete invisible por el cielo, levanta una dorada polvareda.
Yo te saludo, Patria, a ti que eres el paraíso terrenal de incógnito, en cuya lisa superficie se desbordan los grandes ríos como los corazones demasiado hermosos. Tierra sencilla como el fuego, como el aire, como el agua.
Tierra que habla con lengua de aromas que yo entiendo. En ti relinchan los potros del viento y los días se alzan como cresta de gallo y avanza la mañana húmeda y roja como una invasión de besos.
En ti las islas que un río abraza como abraza a un corazón el tiempo. En ti la atmósfera vestida de llamas anda delirando el día de la quema. En ti los pájaros con su peso de música. En ti la lluvia que abre el País de las Maravillas.
En ti la mañana rápida y alegre como una buena noticia de repente. En ti la risa de aguas y espumas. En ti los ojos azules de los lagos. En ti la soga, relámpago flexible, En ti el silencio en su casa de musgo. Y sobre ti un río de galopes y un relincho levantado hasta el cielo.
Oh mi Patria, casa sin puertas, casa toda puertas, llano de par en par como el futuro.
Yo también te robaría, en unas fiestas, “sobre un garañón y con matracas y entre los tiros de la policía”.
Nota: la grabación del poema Llano Llanero se puede escuchar ingresando por el siguiente enlace electrónico:
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Oscar, muy gentil de su parte al incluirme en este homenaje que Udted le brinda a Eduardo Carranza. Repito. Muy amable de su parte.
Cada vez que lo leo o lo oigo, me parece más hermoso. Conmueve el alma.
Arte, cultura y verso que, en una como amalgama irisdecente, aflora el sentido de PERTENENCIA, resaltando el arraigo cultural y el acervo ancestral.
Que hermoso verso universal, como universal es Carranza, se nutrió de su patria para hacer de sus versos cantos universales e infinitos como su llano, gracias Óscar y gracias a Jairo Ruiz Churion, por por ser voz y mano multiplicadora de los versos de Carranza sobre esta tierra de palma, sabana y cielo, felicitaciones.