“Sobra señalar la importancia de la capacitación práctica de quienes siendo locales construyeron el Deshidratador Solar bajo la dirección práctica del diseñador y constructor, adquiriendo los conocimientos y habilidades para operar, mantener y operarlo de manera que no exista dependencia de “expertos” externos a las veredas”.
En la toma de conciencia individual y colectiva para encaminarnos hacia la transición energética las únicas alternativas son el Sol y los vientos.
Debo decir que al único experto académico y de praxis que conozco en asuntos de la aplicación de las denominadas energía renovables o limpias es al ingeniero Mauricio Gnecco Ortiz hijo adoptivo del departamento del Meta, quien por su loable trabajo tecnológico y su sencillez tiene reconocimiento en diversas comunidades rurales y académicas.
Por lo anterior hace unas semanas le compartí la noticia de la Universidad Nacional relacionada con el diseño de un “Deshidratador solar que evitaría pérdidas de plátano verde en Santander después de la cosecha”.
Con su pronta repuesta me contó que en territorio municipal de Puerto Gaitán, Meta, estaba funcionando un Deshidratador solar por él diseñado. En medio de mi sorpresa le pedí que por favor me compartiera información de tan importante avance con el fin de hacerlo conocer a la opinión pública.
De manera amable lo siguiente me contó y me compartió las imágenes que ilustran su narración:
“La breve historia de ese Deshidratador Solar arranca con la solicitud que le hace una asociación de las Veredas Guasipati y Santa Bárbara del municipio de Puerto Gaitán, a la empresa petrolera CEPSA, que desde la función RSC (Responsabilidad Social Corporativa) acoje la petición, por cuanto algunos de sus miembros percibían la necesidad de secar los tubérculos de Cúrcuma con destino a su mercadeo.
Ya habían realizado un ensayo con sus propios medios en la Granja La Pelusa, mediante un deshidratador rústico que malamente cumplió su labor. Así CEPSA mediante su personal de campo se puso en contacto conmigo a fin de estimar el costo y condiciones para un Deshidratador Solar.
Se realizó una reunión en el sitio donde se instalaría a fin de conocer el contexto social, ambiental y las condiciones precisas del lugar. Luego se hizo un diseño acorde y se presentó un presupuesto a CEPSA (RSC), que fue aprobado.
El diseño debía responder, más allá de su función de deshidratar de manera controlable no solo cúrcuma sino otros productos locales, a las duras condiciones ambientales del lugar sobre todo los vientos veraneros y las borrascas invernales que por sus intensas velocidades originan fuerzas destructivas.
El diseño también consideró la utilización de madera de cultivos a 50 km de distancia a fin de reducir la huella de carbono, así como ventiladores eléctricos accionados por paneles fotovoltaicos y sencillos instrumentos de medición de humedad y temperatura interna y externa.
Sobra señalar la importancia de la capacitación práctica de quienes siendo locales construyeron el Deshidratador Solar bajo la dirección, en el sitio, del diseñador y constructor, adquiriendo los conocimientos y habilidades para operar, mantener y operarlo de manera que no exista dependencia de “expertos” externos a las veredas.
Una particularidad del diseño es que además debía operar esporádicamente durante la noche. Unas veces para no interrumpir algún proceso de secado continuo y otras para evitar la rehidratación del producto lo que puede ocurrir a ciertas horas cuando se dan ciertas condiciones de humedad relativa, presión atmosférica y temperatura.
Por ello se previó un “calderín” que mediante tubos cerca al suelo del Deshidratador permiten la circulación de agua caliente, a fin de mantener el ciclo”.
Cuenta el diseñador que el proceso que dio origen al adelanto tecnológico en la Altillanura metense duró aproximadamente un año, habiendo sido entregado en marzo de 2024
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