Revolución educativa villavicense: pedreas callejeras y rebautizo de parque

“Alguna provocación hubo entre quienes encabezaban la manifestación y los policías porque de pronto comenzó lo que luego fueron disturbios. Antes de lanzar piedras traídas desde sitios cercanos al parque del Hacha, se usaron pedazos de los soportes de madera de las pancartas”.

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En la primera mitad de la década del setenta la capital del Meta fue escenario de episodios de rebeldías estudiantiles y profesorales (Fotografía de Movifoto S.A).

Haciendo eco a lo que ocurría en Bogotá y en otros sitios de América y Europa, en los comienzos de los años setenta la juventud estudiantil y el magisterio de primaria y bachillerato villavicense expresaron su protesta en contra tanto de las políticas intervencionistas norteamericanas en Vietnam, como del sistema educativo colombiano -Estatuto Docente- formulado por el gobierno presidencial de Misael Pastrana Borrero cuyo mandato tuvo como lema Frente Social, era su ministro de Educación Luis Carlos Galán Sarmiento.

Había transcurrido una década desde cuando el territorio Meta fue elevado de Intendencia a Departamento, y Villavicencio apenas tomaba su rumbo de pueblo a ciudad. En esa época aún no había nacido la Unillanos.

Por entonces yo cursaba estudios de bachillerato primero en el colegio Francisco José de Caldas y luego en el Instituto Técnico Industrial, condición que me hizo ser testigo directo de las dos historias que en cronológico orden a continuación narro.

La primera pedrea:

En contra de la reforma educativa cierto día se organizó una marcha general de maestros y estudiantes. El punto de partida fue el colegio Caldas en el barrio San Isidro. En filas subimos hasta llegar al edificio sede de las emisoras de RCN.

A los participantes nos dieron chapolas, pequeños trozos de papel, con algunas consignas impresas. Recuerdo el verso “Frente Social, maldito frente social” que cantamos con la música de Guantanamera la popular canción cubana.

Una vez llegamos a la referida esquina giramos a la derecha para tomar rumbo hacia el antiguo almacén Ley –hoy Viva vecino-. Cuando la cabeza de la marcha llegó a la siguiente esquina no pudo avanzar puesto que la vía estaba taponada por policías a caballo. Yo iba en la mitad del grupo, hoy me ubico más o menos al frente del hotel Napolitano.

Alguna provocación hubo entre quienes encabezaban la manifestación y los policías porque de pronto comenzó lo que luego fueron disturbios. Antes de lanzar piedras traídas desde sitios cercanos al parque del Hacha, se usaron pedazos de los soportes de madera de las pancartas.

En los desórdenes de esa tarde quedaron rotos los vidrios de los enormes ventanales de la empresa César Echeverry –que vendía carros- y del almacén LEY de reciente inauguración.

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En esta calle en un año de la década del setenta sucedieron en Villavicencio los primeros disturbios entre la policía con maestros y estudiantes que protestaban por el proyecto de ley de la Educación impulsado por el gobierno de Pastrana Borrero (Foto: Óscar A Pabón M)  

Para evitar ser detenidos por los uniformados, con otros manifestantes nos refugiamos en una casa taller de mecánica automotriz. Cuando se supo que la policía estaba ingresando a los negocios para detener a participantes de la perturbación callejera optamos por las siguientes estrategias: a mi ropa yo le unté grasa para carros como si fuera ayudante de allí, a su vez la dueña de la casa le prestó camisolas de dormir a unas profesoras quienes de inmediato se las pusieron para parecer como residentes del lugar.

Los uniformados no entraron al referido taller. Al caer la tarde pude salir a la calle y observé que aún había grupos de manifestantes controlados por la autoridad a la espera del camión para llevarlos a la Inspección policial.

Ya en mi casa escuché las noticias radiales que narraban los hechos de desorden de esa jornada de protesta, la cual –si no estoy mal- corresponde a la primera pedrea callejera estudiantil y de maestros de Villavicencio, causada por la inconformidad y como rechazo a la reforma educativa nacional.

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En esta esquina hace un poco más de medio siglo inició el choque entre la policía y los manifestantes, por varias horas sectores adyacentes también fueron afectados por los disturbios (Foto: Óscar A Pabón M) 

Y se rebautizó un parque:

Hay que decir que las rebeldías juveniles de la primera parte de la década del setenta en Villavicencio las lideraron los estudiantes de secundaria de las instituciones públicas Francisco José de Caldas, Normal –mixta- y el Técnico Industrial.

El Bachillerato Femenino aunque oficial no participaba porque a las niñas sus papás o la rectora del colegio no las dejaban.

En aquel tiempo eran permitidos los Consejos estudiantiles. Como todos los estudiantes de dichas instituciones fui parte de les referidas actividades de protesta. 

Recuerdo que por el perrenque de su movimiento estudiantil con tintes de izquierda, al colegio Caldas se le equiparaba con la Universidad Nacional.

Coinciden aquellos tiempos de rebeldía juvenil con los proyectos de urbanismo de la capital del Meta administrada por el entonces alcalde conservador Narciso Matus T., quien en sitio adyacente al molino Tres Esquinas aprobó la construcción de un parque al que por decreto llamó –si mal no estoy- Mariano Ospina Pérez, en recuerdo del expresidente de su misma filiación política.

Algunas semanas después los líderes de los Consejos estudiantiles del Caldas, la Normal y el Técnico Industrial programaron una marcha teniendo como punto de encuentro el nuevo espacio público.

El día señalado los estudiantes en filas se enrumbaron desde sus respectivas instituciones educativas. Una vez concentrados en el sitio convenido comenzó la programación con discursos de protesta bien aliñados con teorías marxistas.

Luego, entre arengas de rechazo a la guerra del Vietnam y de abajos al “imperialismo yanqui” se quemó una enorme bandera de Estados Unidos, creo que es la primera de las pocas veces que eso ha ocurrido en Villavicencio.

Por último, uno de los líderes de la manifestación tomó la palabra para darnos la siguiente instrucción: en adelante a ese parque lo deberíamos llamar “de los Estudiantes”, nombre que ayudaríamos a regar por el pueblo. Acto seguido nos dispersamos para nuestras casas.

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La escultura “Espíritu y sangre” autoría del Maestro Álvaro Vásquez S. se ubica en el parque de Los estudiantes, espacio público cargado de sucesos históricos que le reafirman su nombre no oficial (Foto: Óscar A Pabón M).  

Sin lugar a dudas cumplimos a cabalidad la tarea, pues al tiempo actual con ese nombre se sigue conociendo el céntrico y concurrido espacio público villavicense.

Tiempo después de aquel estudiantil rebautizo el parque continuó teniendo cargas históricas que reforzaron su no oficial nombre, pues fue paradero de los estudiantes de la Unillanos, además porque en sus cercanías cayó muerto Carlos Julio Guatavita G. estudiante unillanista herido por el Ejército en confusos hechos. 

Del mismo modo en su vecindad surgieron la ESAP, la Unimeta y el Politécnico Agroindustrial instituciones que con sus poblaciones estudiantiles ayudaron a darle identidad al referido lugar.

Por último, el parque de Los Estudiantes reforzó su memoria simbólica con la instalación de la escultura autoría del Maestro Álvaro Vásquez Sánchez, igual con la placa que recuerda los nombres de José Yesid Castañeda y Alexis Omaña García, estudiantes locales muertos en diferentes momentos en tormentosos disturbios estudiantiles contra la fuerza pública en la bogotana Universidad Nacional. 

Con Alexis Omaña G. o “Guarulo”, de ancestros casanareños, estudié algunos grados de primaria en la escuela Marco Fidel Suárez que para entonces era anexa al colegio Francisco José de Caldas, los separa una calle.

Los dos anteriores episodios evidencian que a Villavicencio en alguna medida llegó la onda expansiva de la internacional Revolución Estudiantil iniciada en París a partir del conocido “Mayo del 68”, contagiante movimiento social que originó profundos cambios en la mentalidad de la juventud de esa época.

Nota: esta crónica la elaboré en el año 2019. Antes y luego en diferentes oportunidades conté gustoso mis recuerdos de aquellos hechos a algunas personas que me buscaron para enterarse de dicha memoria local.

2 respuestas a “Revolución educativa villavicense: pedreas callejeras y rebautizo de parque”

  1. Jorge Aristizábal dice:

    Gracias Oscar por ilustrarnos con esas historias que han ocurrido en la tierra que nos acoge con nuestros hijos y nietos. Felicitaciones!

  2. Jaito Ruiz dice:

    Fie la primrta vez wue vi wue ls policís utilisaba gase8s lscrimógenos.

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